Usted es lo que piensa que es.
Miré a su alrededor. Verá que unas personas reciben el trato
de "Hola Pedro" o ¿Qué tal Luchó?, en tanto que a otras se les trata de sí Señor. Observé y se percatará de
que cierta gente inspira confianza, lealtad y admiración, no así otras
personas.
Observe con más atención y se dará cuenta también de que
aquellas personas que inspiran el mayor de los respetos son también personas
que tienen muchos logros.
Cuál es la explicación. Puede resumirse en una sola palabra:
actitud. La actitud tiene ese efecto; los demás ven en nosotros lo que vemos
nosotros mismos. Recibimos el tipo de trato que pensamos merecer.
La actitud tiene ese efecto. La persona que piensa que es
inferior, sin considerar cual puede ser sus cualidades reales, es inferior.
Si un hombre se siente inferior, actuará de esa manera, y ningún disimulo o
alardear hará que oculte por demasiado tiempo ese sentimiento básico. La persona
que siente que no es importante, no lo
es.
Para ser importante, debemos pensar que somos importantes,
creerlo verdaderamente; y entonces los demás lo pensarán también. Esta es la
lógica: la manera en que usted piensa determina su forma de actuar; la manera
en que actuaba determina, a su vez, la manera en que los demás reaccionan hacia
usted.
Para ganarse el respeto de los demás, usted necesita primero
que nada, pensar que se merece respeto. Y cuando más respeto se tenga asimismo,
más respeto le tendrán los demás.
El respeto que se tiene uno mismo experiencia en todo lo que
uno hace. Concentremos por consiguiente nuestra atención en ciertas formas
específicas de la creen sentar el respeto hacia nosotros mismos y, por lo tanto
de ganarnos un mayor respeto de los demás.
Recuerde que su apariencia habla asegúrese de que digan
cosas positivas que usted nunca salga de su casa sin la certeza de que luce
como la clase de persona que quiere ser.
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Fuente: David J.schwartz